En 1964 surgió la primera iniciativa de formar un equipo que represente al país en el exterior. En ese entonces las giras, tan comunes en estos días, no existían para los argentinos de rugby y el rugby argentino estaba muy lejos de ser considerado mundialmente. Para que se den una idea, en 1960 Francia hizo una visita por el país. La diferencia en el tamaño y la calidad de los jugadores era abismal. También lo fueron los resultados, que aunque son anecdóticos, se encargaron de separar bien el nivel de los galos con el nuestro.
Ese año, la Unión Argentina de Rugby (UAR) realizó una preselección para formar dos equipos argentinos. Uno viajó a Brasil para jugar el Sudamericano. El otro, en carácter de seleccionado porteño, se encaminó hacia el norte a enfrentar a Salta y Tucumán por el torneo argentino.
El presidente de la Unión de Rugby de África del Sur, Danie Craven, que había sido invitado por la UAR a presenciar algunos partidos de las selecciones, se sorprendió por el nivel que encontró. Los dos equipos argentinos arrasaron en los respectivos torneos y esto terminó de convencer a Craven para plantear su idea ante la UAR: organizar la primera gira de un equipo argentino por Sudáfrica.
La gira, que ya es parte de la historia del rugby, se terminó realizando en mayo del año 1965 y fue todo un éxito ya que la selección ganó varios partidos. Esto hizo que la prensa sudafricana se interesara por el equipo. Pronto los periodistas, al ver el escudo de la camiseta, preguntaron cuál era el animal. La respuesta ya es conocida por todos: un yaguareté. Pero la complicada pronunciación de la palabra llevó a algunos periodistas a titular en un diario “Welcome Pumas”.
El apodo que gustó a todos fue acogido por el grupo sin pensar que luego se convertiría en el símbolo del rugby argentino.
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