"No fue la montaña lo que conquistamos sino a nosotros mismos", esta frase la dijo el neozelandés Sir Edmund Hillary que con 33 años y acompañado por el sherpa nepalés Tensing Norgay de 39, hoy hace exactamente 55 años, hicieron cumbre en el monte Everest de 8848 metros de altura, el más alto del mundo. Fue la primera vez en la historia que una expedición culminó con éxito el intento de alcanzar la cima y regresar.
Hillary escribía: "Al levantar la vista vi un estrecho borde de nieve que subía hasta una cumbre nevada. Unos golpes más del hacha contra la dura nieve, y nos hallamos en la cima."
Tensing lo describe así: "Un poco antes de la cumbre, Hillary y yo nos detuvimos. Los dos miramos hacia arriba. Y seguimos adelante. Seguimos subiendo despacio pero seguros. Y de pronto nos vimos allí. Hillary pisó la cumbre el primero, y yo después que él." Eran las 11:30 de la mañana de 29 de mayo de 1953.
La primera reacción de Hillary fue de profunda gratitud por no tener más peldaños que abrir. Tensing sonreía bajo la mascarilla de oxígeno. Ambos montañistas cambiaron un formal apretón de manos. Esto, sin embargo, no fue bastante para el gozoso sherpa. "Agité los brazos y luego se los eché al cuello a Hillary, y nos dimos palmadas en la espalda, hasta casi faltarnos el aliento a pesar del oxígeno." Tensing desplegó, atadas a su piolet, las banderas de las Naciones Unidas, del Reino Unido, la India y Nepal. A continuación se irguió en la cumbre, y Hillary lo fotografió.
Cuando ambos tendían la mirada hacia abajo desde la cima del mundo, Hillary pensó en los muchos montañistas que habían perdido la vida por querer encontrarse donde él estaba. Incluso buscó alguna señal de Mallory y de su compañero, Andrew Irvine, que murieran en la empresa, pero nada encontró. Tensing abrió un agujero en la nieve, y depositó una ofrenda de chocolate, caramelos y bizcochos para los dioses del Chomolungma (nombre tibetano del Everest que significa "Madre del Universo"). Hillary, por su parte, enterró un pequeno crucifijo blanco que alguien había enviado a Hunt por correo.
Transcurrieron quince minutos, durante los cuales Hillary tomó algunas fotografías. En seguida, recordando que su provisión de oxígeno era limitada y tendría que bastarles para bajar desde la cúspide hasta el Pico del Sur, emprendieron el descenso. Más tarde, unos 50 m antes de llegar al campamentoVIII los esperaba George Lowe, otro integrante de la expedición, con sopa caliente para los escaladores, que ya sentían entumecidas las piernas. Al verlo Hillary le exclamó sonriendo."¡Vaya! ¡Hemos vencido a ese endemoniado!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario