Una poderosa flota anglo-francesa, integrada por 22 buques de guerra y 92 mercantes, intentaba obtener la libre navegación del río Paraná para auxiliar a Corrientes, provincia opositora al gobierno de Rosas. Los europeos disponían de 418 cañones y 880 soldados.
La defensa del territorio nacional estuvo a cargo del general Lucio Norberto Mansilla, quien hizo tender, de costa a costa, sobre 24 lanchones, tres gruesas cadenas. En la ribera derecha del río montó 4 baterías artilladas con 30 cañones, muchos de bronce, con calibres de 8, 10 y 12, siendo el mayor de 20, los que eran servidos por una dotación de 160 artilleros.
Además, en las trincheras había 2000 hombres al mando del coronel Ramón Rodríguez, jefe del regimiento de Patricios, y un único buque de guerra- el Republicano - que tenía como misión cuidar las cadenas que cruzaban el río.
El combate se inició al amanecer con múltiples bajas por parte argentina: 250 muertos y 400 heridos, 21 cañones de la batería cayeron en poder del enemigo que los inutilizó. Asimismo, incendiaron los lanchones que sostenían las cadenas y se perdió el buque Republicano, que fue volado por su propio comandante ante la imposibilidad de defenderlo. Los agresores, por su parte, tuvieron 26 muertos y 86 heridos y sufrieron grandes averías en sus naves que obligaron a la escuadra a quedarse 40 días en Obligado para reparaciones de urgencia.
A pesar de la heroica resistencia de Mansilla, la flota extranjera rompió las cadenas colocadas de costa a costa y se adentró en el Río Paraná.
Si bien se trató de una derrota, su carácter heroico despertó el apoyo de toda la comunidad internacional.
El mismo General San Martín le escribió al respecto a su amigo y confidente Tomas Guido:
“Ya sabía la acción de Obligado; ¡Que inequidad! De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca. A un tal proceder no nos queda otro partido que el de no mirar el porvenir y cumplir con el deber de hombres libres sea cual fuere la suerte que nos depare el destino, que en intima convicción no sería un momento dudosa en nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá en nuestra patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de la España”.
"Batalla de la Vuelta de Obligado", pintura de Rodolfo Campodónico.
Luego de este hecho, se selló la paz con Gran bretaña mediante la Convención Arana-Southern, en la cual el gobierno de Su Majestad Británica reconocerá “ser la navegación del Río Paraná una navegación interior de la Confederación Argentina y sujeta solamente a sus leyes y reglamentos; lo mismo que la del Río Uruguay en común con el Estado Oriental”.
El notable espíritu de resistencia manifestado en la Vuelta de Obligado terminó de ratificar nuestra condición de nación libre e independiente. Es por estos motivos que, a pedido del historiador José María Rosa, se instauró el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado.
Video de tema folclórico ("Triunfo") donde se hace referencia a la batalla
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