El presidente Bush aterriza con su avión en Heathrow y se dirige a una digna recepción ofrecida en su honor por la Reina Isabel II. Luego de la recepción son transportados en un magnífico carruaje del siglo 17, tirado por seis caballos. Mientras se dirigen al palacio de Buckingham saludando al público de miles de alborozados británicos todo va bien. De golpe, el último caballo de la derecha se tira el más horrendo y fuerte pedo que se haya oído en toda la historia del Imperio Británico. El carruaje se sacude. El olor es atroz!!!
Los dos dignatarios hacen todo lo posible para disimular el incidente. La Reina se dirige al presidente Bush:
"Mr. President, por favor, acepte mis disculpas, entenderá que hay cosas que ni siquiera una reina puede controlar".
Bush, con su aplomo habitual, contesta:
"Majestad, no le he dado al asunto la menor importancia. Si usted no me lo mencionaba yo creía que había sido uno de sus caballos"...
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