La primera vez que se izó en Buenos Aires fue el 23 de agosto de 1812, en la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari, donde hoy se encuentra el Obelisco.
Tras la declaración de Independencia el 9 de julio de 1816, la bandera celeste y blanca fue adoptada como símbolo nacional por el Congreso de Tucumán el 20 de julio de 1816; el Congreso le agregó el sol el 25 de febrero de 1818.
El 8 de junio de 1938, con aprobación del Congreso de la Nación, el entonces Presidente de la Nación, Roberto M. Ortiz, promulgó la ley 12361. Esta dispone el 20 de junio como "Día de la Bandera" y lo declara feriado nacional, en homenaje a su creador fallecido el 20 de junio de 1820.
Oh, noble Señora de un pueblo que vive en tu historia
las honras de un tiempo que fue.
De un pueblo que lucha en tu gloria
en pos de un destino y tras una fe.
al mañana preñado de cumbres radiosas,
diciendo a su paso tu estirpe grandiosa,
diciendo a su paso tu grande misión.
Oh, noble Señora que en tierra de justos
despliegas tu trapo sagrado
cual símbolo augusto de eternas auroras,
cual áulica veste de cálidos pliegues.
Matrona de antiguas prosapias,
que sabes de hazañas sin tiempo y sin nombre
que en campos, sin cuenta, tus hijos te dieran.
¡Que aprenda el pampero tus paños a orlar!
¡Que rompan las trompas con toques marciales de gestas heroicas!
¡Que batan los parches con ritmos rotundos de marchas solemnes!
¡Que digan los roncos clarines las voces triunfales de un himno inmortal!
¡Que flote a los vientos, eterna de gloria
la enseña celeste, insignia de justos,
la enseña celeste, emblema de paz!